Sobrarbe es mi vida, gente sencilla y parajes únicos. El lugar donde mis cenizas, dentro de muchos años espero, abonaran nuevos bosques y praderas.

29 ene 2009

Naburrada invernal

Hablamos 2 minutos por teléfono y ya estaba todo organizado.

Una semana y unas docenas de mails después estaba conduciendo hacia Pamplona.
Como llego pronto y Antonio aún está currando me doy una vuelta por la zona vieja de Pamplona, la plaza del castillo, calle estafeta y demás. Me topo con una vinotera, y ya se sabe que al igual que la polilla a la llama, me tiro pa dentro y la dueña me recomienda unos vinos navarros, qué baratos parecen comparados con los somontanos, a ver como saben!!
Ya ha llegado Antonio y me lleva en un paseo rápido al mirador de las murallas, el caballo blanco, un rincón precioso y privilegiado de la ciudad.
Aprisa y corriendo marchamos a Mendigorría, a casa de Antonio donde Encarni nos espera con unos canelones de muerte (Gracias!!!!) Charramos mientras esperamos a los demás, Toronaga, Jim, el Jipi y sus respectivas, con los que pasamos una velada deliciosa, entre unos vinos de una calidad tremenda, una comida espectacular y el grandioso vídeo de Potx “Ainsa 2008”

Al día siguiente madrugamos y marchamos para Arraioz en Baztán, donde nos juntamos la tropa: los de la cena más Peio, Carlos y Mikelito. Dejamos unos coches allí y marchamos con otros hasta el puerto de Artesiaga, desde donde empezamos a ciclar directamente por una pista nevada que sube monte arriba. La nieve no está helada y se hace duro subir resbalón tras resbalón.
Llegado un momento abandonamos la pista y ladera hacia arriba comenzamos el trozo de porteo de la ruta por entre unas lomas que desembocan en la cima del monte Okolin (1362m). Una gozada las vistas, la reacción asombrada de los esquiadores y montañeros que se cruzan con nosotros y la bajada a tumba abierta por la ladera opuesta.
Son escasos 2-3 minutos, pero compensan toda la subida bici al hombro, toda la sudada. Es una sensación de libertad total, de correr sobre un alambre, porque al mínimo fallo te caes de la bici debido al agarre tan escaso en nieve. Berreamos como descosidos, sorteando losas, saltándolas y derrapando como niños.

Al acabar la nieve enganchamos un sendero entre hayas que discurre paralelo a un arrollo valle abajo hasta el antiguo monasterio de Belate, parada de muchos peregrinos.
Paramos ahí cerca de echar un bocado: queso, vino, embutidos varios y chocolate para reponer fuerzas. El día es espectacular, sol y temperatura agradable, dan ganas de echarse una siesta ahí mismo.


Proseguimos por una calzada romana que aún conserva algunos miliarios http://es.wikipedia.org/wiki/Miliario y que se mete entre un bosque con unos recodos de postal. El sendero se hace resbaladizo por tanta humedad y hojas, de hecho en una curva rápida muerdo el polvo a lo grande, por suerte sin consecuencias más allá de algún arañazo.
Dejamos la calzada y bajamos por el sendero más bonito del día, divertido y veloz.
Este sendero acaba súbitamente en una barranquera embalsada de la que sale un canal que se pierde ladera adelante…
Apenas nos detuvimos unos minutos, el tiempo suficiente para que les diese una clase de Street y enfilamos el canal, cuya parte superior nos recordaba más a un sendero que a unas losas de cemento, porque estaba completamente cubierta de tierra, piedras, hojas, ramas…y aunque llano, cansaba pedalearlo.

Seguimos el canal hasta la finalización, pasando por laderas llenas de hojas y árboles pelados, otras yermas y amarillas, atravesamos regatas y barrancos furiosos, pasos expuestos tallados en la roca, y ciclamos la última parte del canal, que iba descubierto, por encima de uno de los muros, con peligrosa caída en ambas direcciones…


Finalmente el camino nos devolvió a Arraioz por pistas, sendas y asfalto, donde nos esperaban unas bien merecidas birras!!!

Tras el feedback de la ruta montamos en los coches a buscar los que habíamos dejado en el alto de Artesiaga y volvimos a Pamplona, donde tras una ducha nos esperaba la sociedad gastronómica de Alberto para darnos un homenaje de txuletón y donde volvimos a revisar el vídeo de Ainsa 2008 no sea que se nos hubiese escapado algo…
De allí pa casa de Antonio, ya pasadas las 3, y con un sueño que más bien parecían ganas de hibernar, ni me digné a sacar las zapatillas pa ponerlas a secar, algo que lamenté profundamente al día siguiente :(

El domingo una grupeta más escasa nos marchamos hasta Azorrit para subir la Peña Izaga (1361m), que según los nativos contaba con una bajada en la que gastar varios pañales, y que ya adelanto, no defraudó pese a las inmensas expectativas, más bien todo lo contrario.
Tras un encuentro con un lejano familiar en el pueblecito (que chicote es el mundo) Antonio, Alfonso, Alberto, Javi y yo comenzamos a subir las cuestas que nos iban a llevar a la ermita de San Miguel, perras como ellas solas, aunque paradójicamente el frío y la nieve que cubría casi toda la subida iba a hacérnosla un poco más llevadera.
Cerca de la ermita nos adelantaron una grupeta de

AUTENTICOSHIJOSDELAGRANPERRAENQUAD
pegando acelerones y lanzando piedras a todos lados, y una vez en ella echamos un bocado y bici a la chepa a cubrir los últimos 150mt de desnivel, que eran por sendero inciclable mayormente.
Arriba hacía frío, estaba todo pelado por el aire, pero las vistas bien merecían la pateada!!!
Luego la bajada, que, como digo, fue acojonante, primero por un pinar lleno de curvas, luego atravesamos un caxigar cerrado y serpenteante con una caja de sendero exigua y una vez salidos del bosque unos terreros margosos y pedregosos, escalonado y trepidante!!!
Es una bajada que cunde una barbaridad, se hace larga y divertida, además al ser un terreno parecido al que tenemos aquí en Sobrarbe me encontraba a gusto y aun sin conocerlo pude exprimir las curvas y los “saltitos” al máximo.


Ya quedaba poco de fin de semana, nos fuimos despidiendo y yo marché a casa de Peio (vilmente escaqueado de la ruta) a ducharme y comer, y al rato ya estaba enfilando la carretera de vuelta a casa, completamente a contrasentido de los cientos de esquiadores que volvían a Navarra y el País Vasco de las estaciones de esquí oscenses. Lo que se perdieron!!!!
(Varias fotos cortesía del Marqués de Tulebras y el Talibán de Mendigorría)

1 comentario:

Anónimo dijo...

La segunda fotografía y la cuarta, no sólo son hermosas sino que son el fiel reflejo de la inmensidad y el poder de la naturaleza en su estado más puro. No es de extrañar que produzcan sensaciones que, no se pueden expresar con palabras…no se han inventado... recuerdas? Y es que a veces… sólo a veces, experimentamos la grandeza de sentirnos diminutos y humildes gracias al poder de la naturaleza.

Alas