Ella condujo por las calles espejadas de la ciudad, habíamos salido de tomar unas cervezas en un bar con pinta de antigua sala de conciertos.
Íbamos hablando de trivialidades, creo que prometí conseguirle unas canciones que se oían en la radio y que ni siquiera he tratado de buscar. Tal vez no lo haya recordado hasta hace poco. Sí que llegamos a oír a Chris Isaak cantarnos Wicked game.
Pasaba la medianoche y me llevaba a dormir antes de irse a su casa. Estaba cansado, quería acostarme y sin embargo conservaba los sentidos a flor de piel.
Cuando llegamos ella aparcó frente a la puerta, tal vez ni apagó el motor. No tengo ni idea de lo que me pudo decir, no recuerdo qué le respondí.
Íbamos hablando de trivialidades, creo que prometí conseguirle unas canciones que se oían en la radio y que ni siquiera he tratado de buscar. Tal vez no lo haya recordado hasta hace poco. Sí que llegamos a oír a Chris Isaak cantarnos Wicked game.
Pasaba la medianoche y me llevaba a dormir antes de irse a su casa. Estaba cansado, quería acostarme y sin embargo conservaba los sentidos a flor de piel.
Cuando llegamos ella aparcó frente a la puerta, tal vez ni apagó el motor. No tengo ni idea de lo que me pudo decir, no recuerdo qué le respondí.
El coche se había ido transformando en una nube oscura, el habitáculo estaba difuminado, sólo su rostro mantenía una nitidez luminosa.
Nunca sabré si cuando dejó de hablar fui yo quien la atrajo hacia mí o ella la que se me acercó. Los ojos se cerraron y enredé mis dedos entre sus rizos de manera casi instintiva.
No habíamos estado más cerca que un abrazo de amigos o un beso en la mejilla, jamás me había subido en su coche y sin embargo…era como tenía que ser.
El neón de la ciudad había dejado paso a la oscuridad de un abismo, ella era su olor, su sabor, su roce. No existió nada más que latidos, palabras entrecortadas, lágrimas y un beso abrazados inacabable. Temblor infinito bajo la piel, nacido en la espina dorsal y extendido hasta las yemas de los dedos. Emoción, amor y pasión bombeados directamente desde el corazón a todo mi cuerpo, que sólo existía para hacérselo llegar a ella.
Una silenciosa explosión de sentimientos con fuerza como para iluminar la ciudad entera.
Todos mis sentidos rendidos a ella, desaparecidos de la faz de la tierra, enredados juntos en cuerpo y mente.
Fue lo soñado, sólo que con un punto de intensidad al que la imaginación no sabe llegar.
La perfección cristalizada en unos minutos cortos como suspiros, que más tarde en mi mente duraron horas. Minutos que se repitieron toda la noche en mi cabeza y en mi sistema nervioso.
Nos dijimos palabras que trato de no recordar y nos despedimos con un abrazo si cabe más intenso.
El coche giró la calle, y lo que se había quedado de mí en la acera abrió la puerta y se dirigió a la cama para no dormir en toda la noche.
No habíamos estado más cerca que un abrazo de amigos o un beso en la mejilla, jamás me había subido en su coche y sin embargo…era como tenía que ser.
El neón de la ciudad había dejado paso a la oscuridad de un abismo, ella era su olor, su sabor, su roce. No existió nada más que latidos, palabras entrecortadas, lágrimas y un beso abrazados inacabable. Temblor infinito bajo la piel, nacido en la espina dorsal y extendido hasta las yemas de los dedos. Emoción, amor y pasión bombeados directamente desde el corazón a todo mi cuerpo, que sólo existía para hacérselo llegar a ella.
Una silenciosa explosión de sentimientos con fuerza como para iluminar la ciudad entera.
Todos mis sentidos rendidos a ella, desaparecidos de la faz de la tierra, enredados juntos en cuerpo y mente.
Fue lo soñado, sólo que con un punto de intensidad al que la imaginación no sabe llegar.
La perfección cristalizada en unos minutos cortos como suspiros, que más tarde en mi mente duraron horas. Minutos que se repitieron toda la noche en mi cabeza y en mi sistema nervioso.
Nos dijimos palabras que trato de no recordar y nos despedimos con un abrazo si cabe más intenso.
El coche giró la calle, y lo que se había quedado de mí en la acera abrió la puerta y se dirigió a la cama para no dormir en toda la noche.
5 comentarios:
Hablas de la bici, no?
De dar pedales jejeje
Ya es algo viejo, pero asi doy vidilla al blog que si no se me aburre...
Ok (…)
un cuadro muy hermoso, muy acorde con las palabras que yacen más abajo.
Él la abraza de una forma única, como no podrá abrazar nunca más a nadie. Es un abrazo lleno de fuerza y ternura a la vez. Quiere aislarla del mundo y perderse con ella. No la besa en los labios, sino en la mejilla, quiere que se sienta protegida infinitamente. No la quiere...simplemente la ama. Ama su olor... sobre todo su olor, su alma. La conoce bien, sabe que es débil, soñadora. Una mujer colgada en su mundo.
Sin duda el mejor de Klimt
Alas
el relato es pasional, pero la imagen del -EL BESO- me inspira más ternura que pasión. es como si quien besa a la chica es su hermano y no su pareja. nose, la actitud paternalista del tio, y sinceramente, para mi, sobrevalorado.
mira la fusion de los colores de los vestidos, la chica parece parte del chico. si te das cuenta la figura masculina envuelve a la femenina, uno es parte del otro pero sin pasión. ese beso es el que le daria yo a una amiga.
Lot
...ye pense a tes yeux
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