Cabalgaba con el sol cubriéndole la
cara de cobre y el viento rojo soplando del oeste sobre la tierra crepuscular y
los pequeños pájaros del desierto volaban gorgojeando entre los helechos secos,
y caballo, jinete y caballo pasaban de largo y sus largas sombras pasaban en
tándem como la sombra de un sólo ser. Pasaban y palidecían en la tierra
oscurecida, el mundo venidero.
Se trata del final del libro "All the pretty Horses" de Cormac McCarthy. Hombre y caballo, pero bien podrían ser hombre y bici, no creo que desmerezca...
(La instantánea pertenece a Jose Ramón Bescós, compañero de fatigas y tremendo fotógrafo)
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