Sobrarbe es mi vida, gente sencilla y parajes únicos. El lugar donde mis cenizas, dentro de muchos años espero, abonaran nuevos bosques y praderas.

3 jul 2012

Desiertos de Sobrarbe


Fuesa, uno de los picos más bonitos del Pirineo central
El pasado miércoles 13 de junio, en compañía de Moncho y Moskowa realicé mi última jornada pirenaica previa al viaje a los Alpes, pues dos días después, el viernes 15 ya embarcaba rumbo a Suiza.

En esta ocasión la idea era realizar una excursión sencilla pero engañosamente larga. Subir al Culfreda o Batoua desde el Ibón de Urdiceto. Los Culfredas (que son tres picos adyancentes unidos por una sencilla cresta) forman la frontera francoespañola, al tiempo que cierran por el noroeste el valle de Tabernes-Cinqueta de la Pez, frente al Bachimala. Se trata de picos que superan por poco los tres mil metros, si bien su atractivo no radica en ello sino en las crestas que les dan acceso desde el oeste. Crestas sencillas pero hermosas, con unas hermosas panorámicas, y que al principio son lomas de piedra recocida, dunas inmensas situadas por encima de los 2500m, un paisaje inmenso y desolador, desierto a cuyos pies emerge la vida a borbotones en forma de agua y plantas.
Ambiente árido y mortecino a 2600m
A unas horas intempestivas (cosas del curro) iniciamos el acceso en vehículo desde Ainsa hasta Urdiceto, aparcando poco antes del ibón, junto al comienzo del sendero que lleva desde la pista al puerto de Urdiceto. Son las 11 de la mañana cuando nos ponemos finalmente en marcha, por suerte con un sol relajado que no parece tener ganas de cascarle con saña.
Primeros pasos, subiento al puerto de Urdiceto
 En poco rato hemos alcanzado el puerto y de frente se abre el valle de Riomajou con sus minúsculos ibones entre prados de pasto. A izquierda y derecha la cresta fronteriza. La idea de Moncho era descender un poco por lado francés para posteriormente acceder de nuevo a la cresta a la altura del puerto de Plan, si bien ya que estamos aquí le convenzo para acometer la cresta entera ascendiendo de paso el pico Urdiceto, no muy alto pero de unas vistas magníficas por como domina el ibón del mismo nombre.
Suelza, Fuesa y el Ibón de Urdiceto desde el pico
 Este tramo no es complicado para nada, pero sí entretenido y a ratos expuesto, se van sucediendo las pequeñas trepadas a un lado y otro de la cresta, siguiendo unos hitos muy bien dispuestos que evitan dar mas vueltas de las necesarias buscando el mejor paso. Las caídas a los lados de la arista no son especialmente profundas, si bien no hacen falta más que los 200-300m que tenemos para apiolarnos.
En un abrir y cerrar de ojos se acaba lo bueno, y tomamos una pendiente de roca desmigajada que nos deja en la loma cimera del pico Urdiceto o De Las Tres Güegas (2597m). El sitio parece el torreón defensivo de un castillo, sito en una esquina, y a cuyos lados, en forma de ángulo de 90º se alargan las murallas, mas bajas, cerrando el acceso. Las vista de todo el valle de Urdiceto, así como del  puerto de Plan, Suelza, Fuesa y el ibón, son espectaculares. Y girando la cabeza toda la plana verde de Riomajou con los picos que lo circundan, entre ellos, allá al fondo, nuestro objetivo: Culfreda.
La noreste de Suelza
 Descendemos el pico por una loma ancha y agradable que se aleja en dirección noreste formando romas protuberancias que vamos a ir salvando paulatinamente. El viento reinante refresca y se agradece, mientras atravesamos el puerto de Plan y subimos a otro de los puntos elevados de la loma: Tuca Montarruego (2636m), quizá el lugar donde más impresiona la inmensidad de este paisaje lunar. Desde aquí una travesía nos deja a los pies de las paredes norte de Peña Castillón, que flanqueamos salvando un nevero, y en una nueva andanada de pasos nos llegamos a Peña Millaris (2581) y al puerto de la Madera, famoso lugar de tránsito tiempo ha entre Francia y la Bal de Chistau.
Bachimala de frente, paisaje tremendo durante la travesía lunar
Una vez aquí, resguardados del aire tras una peña comemos algo y rápidamente emprendemos el paso, buscando el punto donde la loma se convierte en cresta, siempre fácil, con buena roca y sin restos de nieve por el momento. Llegamos a un pequeño hombro donde la cresta de empina y el terreno se vuelve mucha más quebradizo, la roca está triturada en “palillos” pétreos muy característicos, y hay que ir con ojo porque resbalan lo suyo estos tramos. A buen ritmo llegamos a la cima de Punta Cabalera (2902m), desde donde divisamos lo que todavía falta hasta el Culfreda, una arista algo más aérea y complicada (poco ehh) a la que precede una corta bajada hasta el collado anexo. Pequeños neveros que todavía aguantan el calor motean de blanco el paisaje oscuro, zonas que agradece especialmente Moskowa, quien con su amor desmedido por la nieve se zambulle en el blanco elemento sin miramientos.
La roca desmenuzada de Punt Cabalera, al fondo las lomas fronterizas
 El camino, bien marcado por hitos, a ratos trepa sobre la cresta, a ratos flanquea por lado español y el mayor “escollo” es un pequeña canal que apenas tendrá grado I y que salvamos en un santiamén.  Atravesamos unas cuantas franjas de nieve blanda en las que le marco la huella a Moncho y llegamos a la cima sin tener que sacar crampones, lo que siempre es un engorro para estos pasos cortos. 
La boira impide ver el abismo norte
Comemos un poco en la cima del Culfreda (3034m) y tras mirar el acceso al siguiente pico (las otras cimas son más bajas que esta) y ver que tiene una franja nevada que sí requeriría crampones, junto con la hora del día (las 3 de la tarde) y las nubes que parecen cerrarse decidimos que no merece la pena la hora que costará entre unas cosas y otras ir y volver a sendas cimas, pues la vista al lado norte se haya cerrada por las nubes y a mi eso de coronar dos tresmiles ”porque si” no es algo que me llame demasiado.
Moncho en la cima, aprisionado por las nubes
Total que desandamos el camino de la ida, piano piano, con los pies ya cansados y buscando las fotos, que la tarde, con el sol jugando entre las nubes ha dejado unas luces fabulosas.
Los neveros son su juguete
Llegados cerca del pico Urdiceto, para no perder mucho tiempo de nuevo cresteando, nos inventamos un flanqueo por una traza de bichos que nos deja sobre una larga pedrera, cansada pero que acorta sustancialmente el recorrido de vuelta, llegando al Paso de los Caballos y al coche poco rato después.
Tabernes al fondo, Moskowa en primer plano
Gran jornada montañera con cerca de 1500m de desnivel acumulado y un paisaje soberbio, buen tiempo y grandes fotos. Por el contrario, llevar hoy botas de invierno (pensando ya en Alpes) con tanto calor me deja los pies escaldaos y las uñas de ambos dedos gordos ennegrecidas por culpa de olvidarme recortar mas las uñas y de unos calcetines más gruesos de lo debido y que apretaban lo lindo la punta del pié. Esperemos que no molesten mucho porque hoy una duele de lo lindo…
la soledad del montañero