Al lado de casa contamos con uno de los senderos más bonitos que un ciclista puede recorrer en bici en territorio español. Son 14 kilómetros de sendero estrecho, llano y aéreo colgado en una abrupta ladera a 1150mts de altitud en el tramo superior del Valle del Cinca.
Se le llama el camino del “canal del Cinca” y por más que uno lo repita, nunca es igual.
Este año lo he realizado 3 veces: en medio de una primavera de lluvias torrenciales, a final de verano y en pleno apogeo del otoño.
El comienzo, encima del pueblo de Bielsa, es muy umbrío y flanquean el camino las buixeras más altas que he visto en mi vida, arbustos disfrazados de árboles, que no quieren dejarse impresionar por la multitud de pinos, hayas y abetos que se arremolinan allí al lado.
Más tarde, tras cruzar varios desmontes y barranqueras (uno de ellos con el paso asegurado por una cadena) llegamos a las zonas más espectaculares, con el sendero excavado en la roca y formando túneles, siempre con un precipicio de más de 200mts a nuestra izquierda.
El cambio de vertiente resulta surrealista, propio de un viaje de ácidos; me explico.
Hasta ahora el valle desciende hacia el sur en línea más o menos recta, con el sendero en la cara este del mismo, y muy tapada por su gemela pared oeste. Al unirse al Cinca las aguas del Cinqueta, el valle gira casi 90º hacia el oeste, con lo que rápidamente el camino pasa a ser vertiente sur (y muy despejada porque a los pocos kms el valle vuelve a bajar hacia el sur realizando una curva-contracurva propia de una chicane de F1.
Así que en escasos cien metros pasamos de estar rodeados de hayas y abetos a tener como compañeros caixigos y aliagas salteados entre las piedras, mucho más abundantes.
Este contraste, bonito y sorprendente, no tiene nada de por sí extraordinario si no es porque el tránsito de efectúa sobre una carretera de cemento de 3 metros de anchura que aparece de la nada, dándonos la impresión por unos minutos de estar en un parque de ciudad y no en las estribaciones de un valle pirenaico. En las fotos se ve la diferencia abismal que hay en tan corto espacio.
Aquí, aprovechando el cemento, hago un alto en el camino porque toca hablar del pasado. Este camino que estamos disfrutando fue una obra de principios del S. XX que, como muchas otra de este valle se llevaron a cabo para el aprovechamiento hidroeléctrico de las aguas de la cuenca del Cinca. En este caso, los 14km de canal se hicieron para llevar el agua del Cinca desde el embalse de Pineta hasta el pueblo de Tella sin perder cota, manteniendo los 1150mts aprox. y de allí lanzarla por tuberías de presión hasta la central de Lafortunada, 600mts más abajo.
14kms de canal construido en cemento, masado a mano, horadado en la roca con picos, sin apenas explosivos y con algún que otro martillo neumático. Dantesco, de locos, inconcebible, imposible de realizar ahora mismo…. Hasta que no se conoce el camino (nosotros ciclamos por el camino de servicio, el canal propiamente dicho hace infinidad de túneles) y las condiciones de realización no se valora la suerte que tenemos de poder disfrutarlo ahora…
Si queréis saber más echad un ojo a http://www.turismosobrarbe.com/modules.php?name=News&file=article&sid=12 y también pasad por el museo de la electricidad en Lafortunada que tiene unas fotos de las construcciones impagables, unas explicaciones y maquetas interesantísimas y hasta se ve en una foto a nuestra precursora, la bicicleta con la que los supervisores recorrían el camino para hacer su trabajo. Vamos, como ahora….
(y debajo del museo está el bar donde echar la cerveza de rigor tras la ruta!!)
El trabajo ha ido íntimamente ligado a este camino, y lo sigue yendo también, pues en nuestra última visita nos cruzamos con unos vaqueros que bajaban las vacas del puerto tras pasar allí el verano. Casualmente llegamos justo cuando se les había caído una vaca en un agujero del camino y entre ellos dos y nosotros tres pudimos auparla un poco y sacarla de allí.
El resto del camino se torna abrupto de nuevo, más escarpado y pedregoso, con nuevos túneles y muy aéreo, igualmente precioso.
No dejes de disfrutarlo si vienes aquí!!!
Se le llama el camino del “canal del Cinca” y por más que uno lo repita, nunca es igual.
Este año lo he realizado 3 veces: en medio de una primavera de lluvias torrenciales, a final de verano y en pleno apogeo del otoño.
El comienzo, encima del pueblo de Bielsa, es muy umbrío y flanquean el camino las buixeras más altas que he visto en mi vida, arbustos disfrazados de árboles, que no quieren dejarse impresionar por la multitud de pinos, hayas y abetos que se arremolinan allí al lado.
Más tarde, tras cruzar varios desmontes y barranqueras (uno de ellos con el paso asegurado por una cadena) llegamos a las zonas más espectaculares, con el sendero excavado en la roca y formando túneles, siempre con un precipicio de más de 200mts a nuestra izquierda.
El cambio de vertiente resulta surrealista, propio de un viaje de ácidos; me explico.
Hasta ahora el valle desciende hacia el sur en línea más o menos recta, con el sendero en la cara este del mismo, y muy tapada por su gemela pared oeste. Al unirse al Cinca las aguas del Cinqueta, el valle gira casi 90º hacia el oeste, con lo que rápidamente el camino pasa a ser vertiente sur (y muy despejada porque a los pocos kms el valle vuelve a bajar hacia el sur realizando una curva-contracurva propia de una chicane de F1.
Así que en escasos cien metros pasamos de estar rodeados de hayas y abetos a tener como compañeros caixigos y aliagas salteados entre las piedras, mucho más abundantes.
Este contraste, bonito y sorprendente, no tiene nada de por sí extraordinario si no es porque el tránsito de efectúa sobre una carretera de cemento de 3 metros de anchura que aparece de la nada, dándonos la impresión por unos minutos de estar en un parque de ciudad y no en las estribaciones de un valle pirenaico. En las fotos se ve la diferencia abismal que hay en tan corto espacio.
Aquí, aprovechando el cemento, hago un alto en el camino porque toca hablar del pasado. Este camino que estamos disfrutando fue una obra de principios del S. XX que, como muchas otra de este valle se llevaron a cabo para el aprovechamiento hidroeléctrico de las aguas de la cuenca del Cinca. En este caso, los 14km de canal se hicieron para llevar el agua del Cinca desde el embalse de Pineta hasta el pueblo de Tella sin perder cota, manteniendo los 1150mts aprox. y de allí lanzarla por tuberías de presión hasta la central de Lafortunada, 600mts más abajo.
14kms de canal construido en cemento, masado a mano, horadado en la roca con picos, sin apenas explosivos y con algún que otro martillo neumático. Dantesco, de locos, inconcebible, imposible de realizar ahora mismo…. Hasta que no se conoce el camino (nosotros ciclamos por el camino de servicio, el canal propiamente dicho hace infinidad de túneles) y las condiciones de realización no se valora la suerte que tenemos de poder disfrutarlo ahora…
Si queréis saber más echad un ojo a http://www.turismosobrarbe.com/modules.php?name=News&file=article&sid=12 y también pasad por el museo de la electricidad en Lafortunada que tiene unas fotos de las construcciones impagables, unas explicaciones y maquetas interesantísimas y hasta se ve en una foto a nuestra precursora, la bicicleta con la que los supervisores recorrían el camino para hacer su trabajo. Vamos, como ahora….
(y debajo del museo está el bar donde echar la cerveza de rigor tras la ruta!!)
El trabajo ha ido íntimamente ligado a este camino, y lo sigue yendo también, pues en nuestra última visita nos cruzamos con unos vaqueros que bajaban las vacas del puerto tras pasar allí el verano. Casualmente llegamos justo cuando se les había caído una vaca en un agujero del camino y entre ellos dos y nosotros tres pudimos auparla un poco y sacarla de allí.
El resto del camino se torna abrupto de nuevo, más escarpado y pedregoso, con nuevos túneles y muy aéreo, igualmente precioso.
No dejes de disfrutarlo si vienes aquí!!!