La cresta hasta la cima que hemos realizado, rodeando toda la pala nevada |
Así pues en mi búsqueda
de sensaciones y entrenamiento para Alpes, gracias a Nacho (Cifuentes) contacté
con Nacho (Garrido) para que me guiase. Total que fuimos al Neouvielle, que está
aquí al lado y no había estado todavía (y ganas que tenía!!)
La idea, realizar la
ascensión al pico principal por la Arista de los Tres Consejeros, una clásica
no muy larga pero muy aérea y bonita, con una calidad de roca bárbara y un
patio considerable.
Neouvielle desde el coche |
Quedamos en Escalona a
las 6,30h y tiramos para el túnel de Bielsa. De camino Nacho me comenta que
mejor cambiar de cresta porque queda bastante nieve y el acceso se hará penoso
con nieve hasta muy arriba. Así que vamos a subir al Neouvielle por la cresta
norte, desde la brecha Chausenque hasta cima cresteando por una arista larga y
no demasiado complicada, pero sí muy bonita y aérea, con pasos variados.
Brecha de Chausenque y Campanal del Neouvielle |
Pasado Aragnouet tomamos
la carretera que sube hacia la reserva del Neouvielle. Primero atraviesa un
precioso bosque para poco a poco irse internando entre escarpadas paredes que
sobrepasa gracias a unas espectaculares curvas de herradura. Al poco llegamos
al primer lago represado, donde la carretera se desvía: izquierda al lago Cap
de Long y derecha al Lac D´Aubert (esta última cuenta con paso restringido
ciertas épocas del año y hay que ir en bus). Nosotros tomamos la de la derecha
y en poco rato estamos ya aparcando entre los dos grandes lagos, con el
Neouville frente a nosotros en todo su esplendor. Me duele no haber estado aquí
antes, así que trato de aprovechar cada pestañeo para grabarme bien semejante
maravilla.
Vista hacia los lagos desde la Brecha |
Tal como Nacho me había
contado, esta zona granítica está repleta de crestas por doquier. Aristas que
nacen de la nada y se encaraman por los picos circundantes. Dientes pétreos
reluciendo bajo el sol, al contraste con la nieve que aún queda en buena
cantidad por las partes más obagas.
Hacia el otro lado de la Brecha, al fondo Vignemale |
Nos preparamos raudos y
pasadas las 8,15 de la mañana nos ponemos en marcha, primero atravesando la
presa del lago y ya subiendo por una ladera preñada de barranqueras y que es todo
un caos de bloques de granito. Cuesta coger el ritmo al empezar a andar por
este terreno, y si ya de normal la primera hora de actividad me cuesta coger la
marcha, aquí se acentúa. No es hasta que nos calzamos los crampones al inicio
de las palas nevadas que el cuerpo se me acomoda y puedo disfrutar por fin del
tramo que atravesamos.
Inicio de la cresta |
Conforme ganamos altura,
ya encordados, pasito a pasito, la pendiente se acrecienta y cuando dejamos la
huella de la ruta principal al Neouvielle se hace algo más lenta la progresión.
La nieve está muy húmeda y primavera, nos hundimos más de lo deseable pero aun
así me encuentro bien cuando llegamos al pié de la pared, a la brecha de
Chausenque. Se trata de un paso que corta la cresta norte por la mitad y
permite pasar a la otra cara del macizo. Aquí nos quitamos los crampones, Nacho
saca los hierros y comemos algo antes de ponernos a escalar.
La entrada a la cresta se
realiza desde el lado norte, por una chimenea que tiene un primer paso que a
priori no es muy complicado (III+) pero es guarro, en oposición (con mi peso
los que más sufro) y tardo un rato en salvarlo. Supongo que la falta de
práctica influye también lo suyo.
Primeros pasos de la arista |
Finalmente salimos de la
chimenea y nos encaramamos a la arita, una hermosa sucesión de pináculos y bloques
graníticos que se pierden en la distancia. Visto mi “éxito” con este paso
inicial de escalada, Nacho opta por evitar subir el tramo que falta al campanal
del Neouvielle, la aguja que tenemos encima y que tiene un paso difícil, y como
no nos impide continuar itinerario, seguimos por la cresta.
Ya llevamos un rato de cresta |
Los pasos se suceden
continuando en ensamble, siempre Nacho por delante marcando el camino y
asegurando con ayuda de las rocas en los pasos más delicados. Poco a poco la
arista se vuelve horizontal y gana anchura hasta salir a un hombro nevado que
contacta con la vía normal de ascensión al pico. Hacemos aquí una parada, nos
sacamos ropa que hace calor y comemos algo.
Una placa que superamos en un plis plas |
Nosotros vamos a seguir
por la cresta, así que cruzamos rápidamente la nieve y le damos a un nuevo
tramo, bastante vertical pero sin pasos complicados, apenas una placa que
salvamos con rapidez porque ya me noto con mucha más confianza. Nacho aprovecha
para irme dando consejos y explicar el porqué de ciertos procedimientos.
Alguna de las partes más espectaculares |
Toda esta altura que
hemos ido ganando se nota, especialmente cuando miramos a la derecha y vemos la
espectacular cara norte que cae a pico hacia las morrenas que guardan la pared,
cientos de metros más abajo. La arista ahora mismo es eso, una arista finísima
con muchos pasos colgado en el vacío, otros que hay que pasar a caballo y
destrepes que dan más respeto que los que se escalan. Voy echando la vista
hacia atrás y me hago cruces de por donde pasamos y qué lugares dejamos atrás
Ya queda poco! |
Así tras un buen rato que
se me hace corto llegamos a lo que parece ya el final de la cresta, desde aquí
apenas un paso para llegar a cima. Como la nieve está fea y nos hundimos hasta
el corvejón la decisión es sencilla: continuar por la cresta, menos evidente y
algo más sucia que antes pero igual muy entretenida.
Desde la cima del Neouvielle (3091m) |
Poco rato después
asomamos por la cima, donde un grupo de franceses que pasan los 70 años nos
saludan con animosidad. Chapurreamos un poco con ellos, nos hacemos fotos
mutuamente y mientras ellos empiezan la bajada nosotros aún nos quedamos un rato
más arriba, disfrutando del paisaje, de la temperatura y del ambiente sin par
de la zona.
Lago Cap de Long |
Ya “sólo” queda bajar,
así que destrepamos un tramito de roca para llegar a la nieve, donde ya nos
calzamos de nuevo los crampones, sacamos el piolet y comenzamos a bajar a
zancadas por la nieve. De vez en cuando nos toca hundirnos hasta la cintura
pero bajamos sin novedad y a buen ritmo hasta llegar de nuevo a las zonas
rocosas del inicio. Fuera crampones y a pata hasta el coche. Este tramo final
se me hace largo, es pesado con tanto caos de roca y tengo las botas empapadas
con los pies en maceración. Así pues algún resbalón mediante, llegamos abajo.
Pirineo francés aún nevado |
Cambiarnos, comentar la
jugada, beber agua a espuertas y finalmente una birra en Escalona que sabe a
gloria son parte del ritual final de la jornada, excelente salida al monte que
me ha hecho reencontrar esas sensaciones que sólo se tienen en este tipo de
lugares y que tanto echaba de menos. La semana que viene más!!!
2 comentarios:
Ains que envidia me da leer esto!
Buena forma de disfrutar de un soleado dia por las alturas!
Diosssssssssssss!!! que manera de aburrirse jajajajajaja
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