Definición de la RAE: solidaridad.
(De solidario).
El pasado domingo 30 de septiembre conquistamos una de esas rutas
imposibles que llevan tiempo dando vueltas por nuestro ebrio subconsciente. Una
majarada en toda regla que consistía en subir con las bicis a la cima de la
montaña más singular y representativa de Sobrarbe, la Peña Montañesa, para
desceder por su cara sur hasta San Victorián y continuar hasta Ainsa por la
ruta 7 de la Zona Zero, Bajo Peñas.
En total 1800mt de desnivel a bajar, uno de los descensos más largos
que pueden hacerse en la zona, si no el que más. Claro que para ello debía
cumplirse la primera premisa del reto: subir a la cima, nosotros y nuestras
bicis. Por donde? La elección era clara, desde La Collada de Ceresa subir por
la cara norte, por la famosa pedrera, un océano de roca desmenuzada en mil
tamaños, más pequeños y resbaladizos cuanto más arriba. Cualquiera que haya
subido por allí sabe lo penosos que se hacen los 200mt finales de desnivel
antes del collado superior, lo difícil de avanzar por allí y la necesidad de
ayudarse de las manos o los bastones para progresar. Ahora pensad en subir por
ahí con una bici de 15kg a las costillas.
800mt de desnivel que se salvan andando, porteando nuestra montura
en un acto de solidaridad, haciendo honor a la definición que la RAE redacta
para dicha palabra. Nos adherimos circunstancialmente a la causa de otros. Esos
otros son nuestras bicis, herramientas indispensables para el disfrute en la montaña
que normalmente sustentan nuestro peso y nos conducen monte arriba. Así que no
pasa nada porque a veces, a ratos, seamos nosotros quienes las llevemos sobre
nuestros hombros, solidarizados con su causa, que es la nuestra.
Aunque seguro que a muchos extraña esto, no tiene porqué resultar
tan difícil de entender: también se portean en ocasiones las tablas de esquí en
el esquí de montaña. La base radica en que estos porteos permiten realizar
rutas y ciclar caminos de otra forma totalmente inaccesibles. Lo que comenzaron
siendo esporádicos tramos de porteo de 5-10min se ha convertido en parte
inherente de muchas rutas, llegando a portear perfectamente más de 2-3h,
principalmente en la alta montaña.
Y solidaridad es también cuando ves, ya cerca de la cima, como
aquellos que están más fuertes y enteros, descienden tramos para ayudar a los
que van más justos a subir su bici hasta la cumbre, permitiendo así que todos
gocemos del sabor de una conquista tan extraña como orgullosa. No está de más
recuperar esta palabra, tan cacareada pero poco practicada en esta época que
nos toca vivir. Si fuésemos un poco más solidarios, las cosas nos irían mejor a
todos, como pueblo, comarca, comunidad, país o planeta.
Llegados a la cima, los 13 estalentaos nos ponemos a rosigar como
condenados, entre tragos de vino y risas. A todo esto, los 13 (11 ciclistas y 2
montañeros que nos acompañaron) fuimos: Oriol, Tonino, Pepo y Ernesto de
Boltaña, Javi de Escalona, Tanano de Biescas, Germán, Jesús Blasco, Bescós,
Bubu y yo de Ainsa. Y Luis Cosculluela y Pachi como andarines.
Aunque a priori parecía que lo jodido era subir las bicis a la punta
(ya está conseguido), la verdadera dificultad de la empresa era bajar montados
hasta Oncins por la cara sur. Los que hayáis recorrido ese camino, imaginaros
lo que supone ir en bici por allí… El asunto es que efectivamente, tardamos más
rato en bajar que en subir. Algunos ciclaron menos del 50% de la bajada (entre
la dificultad técnica y el cansancio de la subida, que te deja sin reflejos y
fuerzas), los que más no pasaríamos del 70-75%
El primer tramo, de la punta al bosquecillo de pino negro que hay
bajo la pirámide cimera lo tomamos siguiendo el sendero más clásico, bajando
hacia la derecha y ciclando bastante poco. La opción de bajar recto, por la
pedrera más fina e inclinada, que descartamos, hubiera sido seguro mucho más
ciclable y divertida.
Luego un tramo genial hasta el inicio de las dificultades de la
travesía sobre la canal mayor, que nos obliga a andar hasta salir a la tasca, y
de aquí pedaleo casi continuo hasta la muralla de las goteleras, donde toca
destrepar la pared como buenamente se puede.
Llegados a este punto, comienzan las verdaderas dificultades:
primero el senderito tan estrecho y cerrado bajo las goteleras, que desemboca
en la zona abierta (que se quemó en su día) por la que zigzaguea la senda,
entre caos de rocas, buxos y abrizones, hasta finalmente rebasar una pedrera y
llegar al bosque. Todo este tramo es inmensamente técnico, duro, difícil, muy
difícil, cansado a más no poder y cada cual lo fue superando entre un tiovivo
de tremenda satisfacción por los pasos donde se conseguía ciclar, y frustración
por aquellos donde la técnica propia o la gravedad no daba para más.
Finalmente, una vez adentrados en el bosque, y hasta la carretera,
la bajada es orgásmica, fabulosa, surcando piedras, escalones, curvas cerradas,
otras rápidas y apartando ramas de pino, carrasca y buxo con los brazos o el
casco. Un colofón final apoteósico para un reto personal superado.
Una vez en Oncins, y vaciadas las jarras de cerveza en Casa
Ambrosio, a modo de colofón final del día nos lanzamos a tumba abierta por los
senderos de Bajo Peñas, que nos parecían tan blandos como la mantequilla en
comparación con lo ya vivido. Y así entre Planillés y Badlands nos llegamos
hasta Ainsa, desde donde poder contemplar la Peña, a lo lejos, con una
sensación de irrealidad, de cómo diablos habíamos estado ahí arriba horas
antes, si era cierto o formaba parte de un sueño.
El sueño que es esto del Mountain Bike
4 comentarios:
Enhorabuena y adelante!!!
Esto es lo que nos da vidilla y nos hace menos insoportables en el día a día.
La verdad, en esto del garrulismo de montaña, hay un antes y un después cuando uno ya no se pregunta "merecerá la pena...?"
Enhorabuena al grupo entero!!
FOTAZAS EH!!!
qué rezon tienes crack!! Ahora es: Hay que hacerlo!!
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