Intentaré subir las crónicas (hay una por día) un poco espaciadas, cada 2-3 días, para no cargar el blog y que de pereza leerlo todo de golpe...
Llegamos a Christchuch a las 11 de la mañana tras 2 dias de viaje, que he dedicado a dormitar en el avión y en Singapur (donde pudimos ver el inmenso Airbus nuevo) y a ver películas gracias a los avances tecnológicos. En el respaldo del asiento de enfrente teníamos una pantallita y un mando desde el cual podíamos elegir entre mas de 100 películas, miles de canciones, documentales, videojuegos y muchas más cosas.
Estoy menos cansado de lo que esperaba, aún así me muero por llegar al albergue y ducharme, que me pica todo el cuerpo!!!
Cogemos un taxi-bus que por 5$ (el cambio es 2$ = 1€) nos lleva al centro. La ciudad discurre en largas avenidas ajedrezadas unas con otras, hasta que no estamos en el centro-centro no vemos un edificio de más de 2 plantas. Tiene 300.000 almas y ocupa un espacio bastante mayor que el de Zaragoza. Hay jardines y parques por todos lados, y ya se empiezan a ver extraños árboles, algunos de tamaños asombrosos. Llegamos al albergue. La habitación no está hasta la 1. Asi que como buenos españoles nos vamos a un bar cercano, donde me pongo a charrar con el dueño y uno de sus proveedores de cerveza, que son muy amables, se interesan por nosotros mucho, nos dan unas cuantas recomendaciones y nos desean suerte con un apretón de manos.
Noto que mi inglés está oxidado cual transmisión chirriona, y solo hago que equivocarme, dejar las frases a medias y balbucear un poco, pero me hago entender.
Paseamos y en una bonita calle peatonal nos pegamos la primera comida, que sirven de una manera un tanto rara: Entras dentro del bar, pides, pagas y a cambio recibes un candelabro con un número que te llevas a tu mesa. Luego llega la comida y te retiran el trasto. Y si quieres algo más, levántate y a repetir el ritual. Al final te acostumbras, pero en trato al cliente esta gente tiene que aprender.
Es la 1, vámonos a duchar!!!
Ya limpitos y plano en mano nos vamos a ver a Hedley, el dueño de Natural high, que es con quienes hemos contratado las bicis y la autocaravana (camper en adelante). De camino sufrimos los primeros “problemillas” con el tráfico (esto de que conduzcan por la izquierda a la hora de cruzar las calles…) y el viaje casi acaba antes de lo previsto. Sólo nos falta la boina!!!!
Con Hedley, un tio muy majo, revisamos el plan de los siguientes días, probamos y ponemos a punto las bicis, unas Cannondale Rush con buena pinta salvo por las ruedecicas de 1,95 y compuesto duro como la cabeza de alguno que conozco.
Hecho esto, volvemos al albergue y a las 7 ya estamos roncando que el cansancio se nota. Eso sí, de jet-lag cero, tan sólo consancio, no como ahora a la vuelta que solo hago que despertarme a media noche.
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