Sobrarbe es mi vida, gente sencilla y parajes únicos. El lugar donde mis cenizas, dentro de muchos años espero, abonaran nuevos bosques y praderas.

1 sept 2008

Crónicas Neozelandesas. Día 4 (12/11/07)

Amanece despejado en Hanmer Springs, buen síntoma para lo que nos espera: 2 rutas y unas horas de aguas termales.

Sacamos la camper del camping y tras unas vueltas por el pueblo aparcamos al lado de las aguas, al lado de 2 secuoyas (o similares) de un tamaño bestial, que a su lado la camper parece de playmobil.
La primera ruta consiste en 30 km todos de pista, subir a una meseta donde empieza un parque nacional y volver a bajar por otro lado.
Desde la subida, que tiene unas rampas elegantes, se divisa un paisaje precioso. Hanmer Springs (300mts) está enclavado justo al pié de una bonita montaña de 1300mts, cuyas laderas centrales están repletas de árboles y zonas de tala. En dicho bosque es donde haremos unos senderos que mantiene el club ciclista de aquí, pero eso será en la segunda ruta. Al otro lado del pueblo está el río más grande que veremos en toda la isla. Un mangazo de agua tremendo, que corre en medio de un cauce brutal, una ribera de casi 1km de anchura que forma el fondo del valle (Luis, como buen albañil, piensa en las cubas de hormigón que podría llenar con semejante cantidad de grava), y a cuyos lados, salvando la zona donde se haya enclavado el pueblo, suben con fuerza las montañas. El río se interna en los Alpes Neozelandeses, y habremos de seguirlo casi todo su discurrir para cruzar a la costa oeste por el Paso de Lewis.
Se notan en las piernas los 2 días seguidos de bici, y también el viento que sopla con alma de cara y hace más dura la escalada. Como la pista está muy cuidada parece que subamos por carretera (Nueva Zelanda tiene muy poco asfalto. Una vez que sales de las carreteras principales y de los pueblos de tamaño medio, la gran mayoría de carreteras están sin asfaltar, incluidas casi todas las que van a estaciones de esquí, parques naturales, lagos, zonas de montaña y muchos pueblecitos pequeños. Son de tierra y grava, pero cuidadas con mucho mucho mimo).
Una vez coronada la subida, en un collado a 900mts, nos ponemos los cortavientos y bajamos un poquito hacia la meseta por la que fluye un río famoso por sus truchas, y que es pescable pese a su condición de espacio protegido.

Aquí el viento sopla menos, y ciclamos siguendo el curso del agua lentamente, haciendo fotos al paisaje, que es totalmente árido. Un cambio enorme con las anteriores jornadas, repletas de verde. Apenas unos matorrales entre toda la piedra y la tierra, en un espacio que me recuerda a Guara, pero sin la belleza salvaje de nuestra tierra. Se nota que aquí el aire pega de contínuo, pues ha sido cruzar el collado y desaparecer los árboles.

Abrizones y sargueras o similares pueblan las laderas. Es una ruta muy famosa esta que hacemos, pero me desencanta un poquito, por la aridez y monotonía del terreno y porque todo es pista, especialmente el trozo que tenemos que bajar hasta el pueblo, 600mts de desnivel en apenas 4km, vaya descenso mal aprovechado!!! Llegamos abajo con los discos de freno al rojo vivo, pobres pastillas las mías aguantar mi peso por estas pendientes con unos discos de 160 y 140mm.

De vuelta al pueblo comemos un poco el un parque y nos embarcamos en la segunda ruta, un sendero llamado Dog stream track que se interna en el bosque. Es muy estrecho, y pasa entre infinidad de arbustos de un amarillo intenso que saturan los ojos al tiempo que asciende el curso del arroyo que le da el nombre al sendero (arroyo del perro). En cuanto abandonamos el agua el singletrack se hace muy exigente, rampas brutales con mucha raíz y una estrechez que apenas cabe el manillar. Casi todo el km final de subida lo hacemos a pata, y es que ganamos 200mts de desnivel en dicho tramo.

Una vez arriba me pongo la cámara para grabar y comienza lo bueno del día: Sendero fácil y estrecho, todo de tierra al principio, muy cuidado y limpio por el que bajamos encantados. Primero Luis tira delante, pero luego me cede el puesto en una parte que volvemos a ganar un poco de altura. Llaneamos y de nuevo, desde lo alto de un cerro nos tiramos, ahora una zona abierta y más empinada, muy rápida y con algún escalón. Al comienzo de las zonas “malas” ponen un cartel con XXX. Al llegar al segundo cartel el sendero se mete dentro del bosque, y todo se vuelve oscuro, imposible grabarlo, aunque ya me he quedado sin cinta por hoy. Se suceden las curvas, que bien han aprovechado el espacio, dan mil vueltas entre los troncos, peraltando muchas curvas y cortas rampas de subida tras las curvas más rápidas. Sólo son 2km de sendero, pero han cundido bastante más. Me he divertido un huevo y parte del otro, buena compensación a la ruta anterior!!!

De vuelta a la camper, nos cambiamos y de cabeza a las aguas termales. Es muy baratos, 6$ por todo el día, aunque tan sólo nos quedamos 3 horas. Primero media hora de baño turco, y luego a las piscinas exteriores, a distintas temperaturas, desde las de 41ª hasta los 28º de la piscina grande. Mi favorita, una con cascadas a 37º si bien no puedo estar más de 15min en ninguna porque la inactividad me mata. Luis está como un hipopótamo, observando las neozelandesas (igual que yo) y chapoteando a su gusto.

Anécdota, hay en las piscinas un grupo de crios españoles, de la ESO que están de viaje de estudios, a que colegio deben ir los cabritos!!! Aún los volveremos a ver en Queenstone.

Nos vamos y carretera adelante hacia nuestro siguiente destino: la costa Oeste. Conduce Luis, y no le ha pillado mucho el tranquillo a las anchuras, pues en los puentes, donde se estrechan los carriles (muchos son de una sola dirección) se sube al bordillo en 2 ocasiones, la primera de ellas a considerable velocidad. La camper se inclina de lo lindo del golpe, y se me ponen los huevos de corbata. A la derecha, un barranco que baja a pico hacia el río en forma de cataratas…Milagrosamente ni volcamos, ni reventamos rueda y llanta, ni nada de nada. Ni un rascazo. Aún no me lo explico…


El camino es precioso, y en vez de pararnos en Reefton, un pueblo minero del 1800, primer lugar del mundo en tener electricidad en las calles seguimos para adelante. En teoría mañana tocaba ruta aquí, 50km de pista por una zona minera abandonada, pero Luis está cansado y a mi no me motiva mucho hacer tanta pista, así que cogemos dirección a la Costa, a un pueblecito minúsculo llamado Punakaiki, en el parque nacional de Paparoa, famoso por unas rocas con formas extrañas en la costa. Yo aún no lo sé, pero sin ser lo más espectacular del viaje, va a ser lo que más me guste y me impresione, ya veréis, ya…

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